La planicie de Bagán es antigua, según los birmanos de los siglos XII y XIII. Muchos templos están en ruinas. La conservación del patrimonio se entiende aquí de manera algo distinta - no se trata de que esté como estaba antes, sino de que esté bonito según el oficial de turno. Así que algunos templos están retocados (pintados con otros colores, o arreglados con ladrillo moderno, o las molduras rotas completadas como dicta la imaginación), y la verdad es que a veces queda un poco raro, aunque normalmente bonito (al menos de lejos).
Un par de detalles de los templos, que la mayoría ya lo habéis visto:
Estos dragones / perro guardianes parecen ser omnipresentes en gran parte de Asia. La primera vez que los vimos fue en Okinawa (de donde nos trajimos unos), pero son normales también en China, Tailandia y Birmania. Son monos.
Un templo siempre está lleno de Budas en posiciones variadas.
Cara de Miguel después de estar viendo templos un par de horas desde las 6:30 de la mañana y después de 8h de autobús.
Y estos unos cuantos monjitos en busca de un par kyats (la moneda de aquí). Todos los hombres pasan un tiempo en el convento alguna vez en su vida, a los 8 ó 10 años parece ser una edad típica:
En algunos templos (no en todos, lo cual es una pena porque la vista desde arriba es lo mejor) se puede subir por escaleras muy estrechas. Indiana Jones explorando:
Y esta es la pinta que tiene una de las terrazas. Aquí nos acribillaron a fotos, éramos de los únicos occidentales.
Un momento que nos dejaron solos:
Uno tuvo la delicadeza de regalarme una toallita refrescante después de tanto esfuerzo bajo el sol.
Intentando asustar a una familia de birmanos:
A la hora de la puesta de sol, la peregrinación hacia la cima:
Ya dejamos Bagán!
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