Saturday, March 29, 2014

Trekking de Kalaw a Inle - Segundo día

14 de marzo al amanecer... BAM, BAM, BAM... Antes de que sonase la alarma me despertaron unos sonidos rítmicos como de tambores. ¿Luchas de diablos o gigantes? Le dije a Lucía-Sancho que fuésemos a investigar, pero ella hasta que sonase la alarma no se quería levantar.


Los batanes de Birmania resultaron ser las señoras de abajo.


Y aquí otras 2 sincronizadas.


Lucía: están moliendo arroz para hacer galletas gigantes de arroz, muy típicas de aquí, y que por cierto saben a bastante poco. Pero hartan, supongo. 

Después fui al baño de nuestra casa, como siempre, en un cobertizo en el patio.


El panorama era ya habitual, pero éste era un poco más avanzado. Esta vez había dos recipientes para el agua para elegir, la lata y la botella, pero sin palito. Y además había un palito con un trozo de tela atado en la punta. No voy a describir su uso en detalle, lo dejo a vuestra imaginación.

La obsesión de Miguel con los retretes me empieza a preocupar... tenemos material para una tesis doctoral. 

Desayunamos (más huevos fritos con arroz, ensalada de aguacate muy buena, té), y a las 6:30 empezamos a andar, aprovechando que todavía no hacía calor.

Por la mañana las mujeres iban a realizar donaciones al monasterio del pueblo.


Usaban mucho los carros de vacas, pero siempre con el collar de madera, que tiene que ser poco práctico.



No se aprecia en la foto, pero por ese camino no habría podido pasar un todoterreno. Las vacas parecen ser más versátiles. 

Y la gente con las tareas del campo.



Paramos en una especie de tienda-bar después de andar unas 2 horas. Cuando vi que el baño estaba allí en un cobertizo de cemento, pensé que iba a encontrar algo de más calidad. Y no me equivoqué.


¡Aquí había hasta para dejar el papel higiénico usado! Papel, que por supuesto, tenías que llevar tú.

Como tenían un puesto en el que estaban preparando nueces de betel, pedimos unas para probar. ¡Están malísimas! Es muy, muy amargo. Lo más parecido que conozco es el regaliz. 

No se parece en nada al regaliz. La nuez sabe ligeramente a nuez moscada (además se parece mucho), además le ponen especias como cardamomo. En la versión estándar incorporan tabaco (y se aseguran así de que sea adictivo), a nosotros no nos pusieron. 

Así nos la hicieron:


Y así nos las comimos:



Proseguimos nuestro camino. Mientras tanto, ya conocíamos un poco más al guía, así que Lucía se dedicaba a charlotear con él. Yo iba algo detrás de ellos, y les escuchaba conversaciones la mar de divertidas.

Guía: "¿Habéis montado alguna vez en avión? Mi sueño es alguna vez, poder montar en avión. ¿Se mueve mucho?"
Lucía: "Pues si hay turbulencias, a veces sí. Pero mira, ya sabes que acaban de sacar el nuevo Airbus A380, pues como tiene el fuselaje tan ancho, no se nota cuando despegas. Es como una vaca volando"

O por ejemplo:

Lucía: "Sí, lo de meditar está muy bien, ¿pero en qué piensas cuando estás rezando?"
Guía: "Pues en lo que quieras. De todas formas los jóvenes no rezamos muy bien, los viejos rezan mucho mejor"
Lucía: "¿Y eso por qué?"
Guía: "Porque los jóvenes mientras rezamos pensamos en que queremos ganar mucho dinero y ser muy ricos"
Lucía: "¿Y los viejos?"
Guía: "Los viejos no, ellos piensan sólo que se van a morir pronto y entonces rezan mucho mejor"

Vamos, que tener una grabadora para estas conversaciones hubiese sido impagable.

Se me ocurrió preguntarle si se podía nadar en el lago Inle. Me dijo que no lo sabía, porque él no sabía nadar. Estamos hablando de un chaval de 21 años. 

Pasamos al lado de una estructura de madera muy rara que parecía una escalera que no llevase a ninguna parte y le preguntamos al guía que qué era. "Una plataforma para lanzar cohetes", contestó. Sí, claro, o una base de submarinos. Pues resultó que sí que era, pero para lanzar cohetes en las fiestas y celebrar cosas.


Al llegar ya cerca del lago, había un puestecito donde nos cobraron una "tasa gubernamental" por acceder a la zona del lago siendo extranjero. Si pasas a 50 metros de la caseta, ya no hay que pagarla.

Llegamos a una especie de bar muy cerca del lago a las 10:30. El guía nos dijo que íbamos a toda velocidad y que era la primera vez que llegaba tan pronto. Nos tomamos un zumo de coco antes de ir a coger el barco porque teníamos algo de tiempo de sobra.


Ya se veían los primeros canales que llevaban al lago.


Para cultivar arroz se planta primero la semilla en un criadero especial como el de abajo.


Cuando ya está lo suficientemente grande se arranca con cuidado de no dañar las raíces y se pone en un barquito (el medio de transporte de la región del lago).


Se lleva en barquito hasta la charca definitiva y se dejan allí las matas pequeñitas de arroz.


Y allí se vuelve a plantar para que crezca con más espacio.



Allí nos despedimos del guía, nos montamos un un barco y empezamos a ir por los canales avanzando en dirección al lago. Al principio es agua es color tierra.


Pero poco a poco se va viendo más limpia.


Los pobladores de la región del lago son una tribu especial que desarrolla casi toda su vida sobre el agua. Allí tienen sus casas, almacenes, tiendas, templos, cultivos, talleres...

Mis vistas hacia atrás:


Miguel, como hombre precavido, lleva su chaleco salvavidas y todo. Creo que era el único de todo el lago que lo llevaba. 


Este señor venía de recoger su cosecha de cebolletas. Sigo sin tener claro como su manera de remar es compatible con la ley de la gravedad. 

Esto creo que es un almacén.


Os pongo un par de vídeos para que os hagáis una idea de cómo son los canales. 



Al cabo de un rato salimos de los canales y llegamos al lago. En el barco sólo vamos el barquero, Lucía y yo. Una foto hacia atrás.


Ellos viven tradicionalmente de la pesca, el cultivo sobre el agua y del teijdo. Las barcas son pequeñas y ellos van sólo uno en cada barca, así que han desarrollado un método especial para poder remar y a la vez echar las redes. En vez de remar con las 2 manos, reman con una mano y la pierna. He hecho montones de fotos del proceso, así que pondré unas 20 para que os hagáis una idea del proceso. Y si os cansáis de ver barcas, consolaros pensando que vosotros tardáis menos en hacer "scrolling", bajar la pantalla para abajo, de lo que yo he tardado en subir la foto.


Barco de transporte.


Este pescador es de lo más típico de Inle. El cono ése es una red, la sumergen con la punta hacia la superficie. Los peces tienen que ser un poco lentos por estos lares. 






El de abajo está en plena acción con las montañas al fondo.


De cerca:



Tras cruzar el lago, volvemos a coger los canales para ir al pueblo donde nos íbamos a quedar (Nyaungshwe, al norte del lago)


Casas de cerca.


Arreglando la casa a la orilla.


Transporte por los canales.


Llegando ya al pueblo.


Y ya llegamos al embarcadero del pueblo. Nosotros nos quedamos sobre la tierra, que probablemente sea más seguro.


Nos quedamos en un hostal la mar de mono que nos había recomendado una compi de cole de Lucía (gracias, Marta!). Después del viaje desde Kalaw, aquello era un paraíso.


Después alquilamos unas bicis y por la tarde nos fuimos a visitar unas bodegas en una colina cerca del lago donde hacían vino birmano.




El sitio muy bonito, el vino, bastante mejorable.

Después de anochecer volvimos pedaleando al pueblo. Yo no tenía mucha hambre, (estaba malo!!!) pero a Lucía se le antojaron una especie de empanadillas que estaban friendo en un puesto callejero (como cambia la realidad según los ojos del que la mira... yo no quería ir a cenar porque en cuanto yo comía algo Miguel picaba de lo mío y se ponía peor de la barriga, así que decidí ayunar por su bien, o al menos comer para llevar y poquito). Nos dijeron que tardaban 10 minutos, así que nos metimos en el bar adyacente a esperar. Yo me pedí lo que me pido casi siempre, una taza de leche condensada con té negro. Estaban todos los birmanos viendo la tele cuando se fue la luz. Los del bar simplemente empezaron a repartir velas. Se notaba que lo tenían entrenado. Abajo se ve el bar. Los taburetes de la guarde son clásicos. Con el suelo de bambú hay que tener cuidado, porque yo creo que no está calculado para mi peso y esto cruje que no veas.


Nos llevamos las empanadillas a comerlas en el jardín del hotel.

Me dieron un montón de empanadillas... no nos entendimos bien, yo le di 80 céntimos y creía que me iba a dar 3... resulta que eran 3 por cada 10 céntimos, así que el señor me quería dar 24. A las 16 conseguí pararle. Desde luego, comer es barato. 


¡Y a poner la mosquitera y a dormir!
















Wednesday, March 26, 2014

Kalaw: B&B y mercado

De Kalaw sólo dos cosas, que Miguel es muy exhaustivo (reconozco que a veces demasiado): nuestro alojamiento y (a riesgo de ser pesada) el mercado.  

Estamos reservando a menudo a través de una página que se llama Agoda - es como Booking, pero tiene muchos más opciones para Asia.  Como en Booking, la gente puntúa los hoteles y escribe su opinión, lo cual está muy bien para hacerte una idea. Al buscar sitio para quedarnos en Kalaw dimos con uno muy nuevo, que sólo tenía 13 reviews pero una media de 9.9 sobre 10. Nosotros somos de sobresalientes, así que allí nos fuimos. 

Thitaw Lay B&B es uno de esos sitios en los que te sientes cómodo nada más llegar. Marc, el dueño belga que trabajaba en una ONG, se casó con una birmana hace tiempo - ahora tiene un niño aquí y que ir a Yangón cada 6 meses a renovar el permiso de residencia (está a 600 Km de Kalaw, bendita burocracia birmana). Es muy pequeño, dos casitas en el jardín y una habitación más para clientes en el edificio  principal, en el que también vive Marc y su familia y donde hay una sala común para cenar y charlotear. Somos de los primeros clientes, y se nota - el jardín está por crecer (pero es mono hasta sin césped) y Marc pregunta siempre qué nos parece esto o lo otro. Trabajan además un cocinero y un hombre para todo, ambos birmanos, que no hablan inglés y son muy amables. Marc nos cuenta que quería que el B&B fuese como una casa suiza de madera, pero que ha tenido que hacer compromisos debido a las técnicas de construcción birmanas - cuando durante la construcción vieron que una puerta no cerraba correctamente, ellos no entendían por qué no podía simplemente quedarse abierta permanentemente. Marc ha escrito también una miniguía de Kalaw, que incluye desde rutas de senderismo hasta dónde comprar cerveza. La verdad es que es un lujo tener a alguien europeo, como nosotros, pero que conoce muy bien la cultura local, y además agradable. 

El desayuno merece mención especial - Marc se ha construído también un horno de leña en el jardín, de donde sale un pan casero buenísimo. No es lo único - hay crepes recién hechas, mermelada casera, un bollo de levadura muy bueno, huevos, fruta fresca, yogur y queso caseros... Los monjes (que sólo comen de las ofrendas que les da la gente por las mañanas) se han aficionado a las crepes y vienen a que se los den cada día. 

A pesar de lo que nos gustó, no tengo muchas fotos, además tampoco le harían justicia. Así que los interesados tendrán que ir a Kalaw para verlo. 

Estas son mis vistas al despertar, a través de la mosquitera (no, no dormimos con la cámara en la cama). 


Y este, el mejor desayuno que hemos tomado en Birmania:


El famoso pan:


Lo segundo que tenía para hoy son un par de fotos del mercado de Kalaw. Ponemos muchas fotos de mercados - al final es de lo que más nos gusta, o lo que más. Además, nunca habría pensado que el pescado seco, con lo que apesta, me pudiese resultar fotogénico. 





Las judías de todas formas y colores con lata incorporada también me seducen. 



El próximo día empezamos el trekking. Concluyo no sin antes lanzar una advertencia: el próximo post de Miguel tiene, a partir de la primera foto, contenido sumamente escatológico. Avisados quedáis.