Tuesday, May 6, 2014

Primer día en Ko Lipe - Welcome to paradise

El 29 de marzo lo dedicamos simplemente a la holganza y al divertimento. Lo que hicimos fue simplemente coger coger en el hostal de bungalows donde habíamos dormido gafas y tubo de bucear y dirigirnos a las playas.



Preguntamos en una tienda de buceo por sitios divertidos para bucear con tubo y nos dijeron que fuésemos a la isla de la foto de abajo.


Así que allí fuimos. Abajo se ve el islote algo mejor.


La mar de bonito, con corales y bichos por todas partes. Todo poco profundo hasta unos 20 metros al otro lado de la isla, donde el fondo cae en picado. 

¿Y por la tarde? Fácil. Comer curry verde en un chiringuito de playa, beber un montón de batidos de frutas frescas a menos de 1€, vaguear leyendo en la playa y otra vez lo mismo. Sólo que esta vez con marea baja. 




Ésta vez Lucía vino sólo un ratito y se volvió antes. Lo cual fue sabio. Con la marea baja los arrecifes de coral y los erizos, que aquí están creciditos y tienen unos pinchos de 15 - 20 cm, están a sólo unos 30 centímetros de la superficie, con lo que no puedes pasar por encima de ellos. Un gordito aquí las habría pasado canutas. La mayoría de ellos, si los rozas te pinchan. Hay que encontrar las "canales" por los que poder pasar. Y a la ida, con el sol ya bajo hacia atrás, se ve muy bien, a lo mejor con una visibilidad de 20 metros, así que es fácil distinguir los canales y encontrar un camino. Pero a la vuelta, el sol deslumbra y se ve sólo a unos 5 metros, así que no es tan fácil encontrar el camino por el que has venido. De hecho, al ir hacia la isla veíamos a la gente que estaba algo más lejos volviendo en dirección contraria, andando muy despacio y como muy estresados, y nos reíamos. Qué ilusos éramos. 

Cuando volví a la playa a secarme, Lucía me dijo que me había puesto la crema solar solamente regular.


Tras el anochecer volvimos de la playa a la zona central a través de un campamento de tailandeses locales. Los tailandeses locales son un pueblo itinerante que se construían poblados en las islas que les gustaban, y luego una vez habían arrasado con todo, se iban simplemente a la siguiente. Se les llama los "gitanos del mar". Atravesando su campamento puedo atestiguar que realmente su similaridad con la Cañada Real es sorprendente.


Por el camino nos encontramos una máquina de vender agua. La idea es que tú traigas tu botella vacía, la pongas en el sitio correcto, metas el dinero y te llene la botella. A mí me parecía una tontería por 10 céntimos o algo así, pero Lucía estaba la mar de ecológica y decidió probarlo. Esto debería ser obligatorio en todas partes. Voy a hacer una empresa de máquinas expendedoras para los tiquismiquis alemanes / españoles que sólo beben agua mineral. Ya veréis. Metió el dinero en la máquina e inmediatamente empezó a salir agua de un agujerito. Eso bien, lo malo es que todavía no había puesto la botella, porque pensaba que habría que darle a un botón o algo parecido. Así que la mitad del agua acabó en nuestra ropa o en el suelo, y sólo conseguimos rellenar parte de la botella.


La noche anterior nos había costado el bungalow unos 29 euros, y a Lucía le parecía mucho, (Lucía quería un bungalow en la playa, pero cuando no lo encontró decidió quedarse donde estábamos pero pagar menos, y con la diferencia comprar más mojitos o batidos) así que pidió que para esa noche nos cambiaran a uno más barato. Bajamos a unos 25 euros, pero a cambio perdimos la cisterna. Menos mal que ya conocíamos el procedimiento. Llenar la vasija de agua, e ir echando con el cucharón en el retrete.


Decidimos hacer un curso de buceo de 3 días y medio, el primer nivel de buceador amateur, que se llama "open water diver" o buceador de aguas abiertas. Te sirve para bucear con compañero hasta los 18 m de profundidad. 
Así que fuimos a ver un par de vídeos de la parte teórica del curso y nos probamos todo el equipo para estar seguros de que nos quedaba bien, porque el día siguiente teníamos que salir a las 8:30 de la mañana hacia el barco para realizar las primeras inmersiones.
El mundo del buceo es la mar de concurrido, no te das cuenta hasta que no te planteas hacer un curso. En la isla que estábamos (recuerdo que sólo había una calle, y ningún coche) debía de haber más de 10 escuelas, así que durante el día aprovechamos para ver la fama que tenían en internet. Menos mal que hay gente sociable que dedica gran parte de su tiempo a escribir valoraciones de los sitios que visita. Acabamos en una escuela que se llama Ko Lipe Diving, y la verdad es que nos encantó, por si vais. La lleva un francés, es muy profesional (no siempre evidente en estos lares) y la instructora nos pareció un crack. 


Y después ya, elegir el pez que queríamos al grill y cenar.




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