Thursday, May 15, 2014

De Camboya a Vietnam

El 12 de abril cogimos el autobús por la mañana con destino a Ho Chi Minh, la antigua Saigón, que es la principal ciudad de Vietnam (aunque la capital es Hanoi, que está al norte). 

Abajo un obrero que trabajaba en un puente sobre el Mekong. A esta gente les encanta una bandera, en este caso el puente estaba siendo financiado por China, así que estaban por todas partes. 


En las zonas rurales de Camboya este es el medio de transporte equivalente al autobús.


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Poco antes de llegar a la frontera con Vietnam, pasó el ayudante del conductor a recoger los pasaportes. Para entrar en Vietnam, al igual que con Myanmar, se necesita tramitar el visado con antelación. Nosotros lo habíamos hecho en Phnom Penh a través del hotel. Al llegar a la frontera tuvimos que bajarnos y esperar casi una hora en una sala junto con otras 200 personas todas de pie y amontonadas como en el metro de Madrid en hora punta. Los conductores de los autobuses desaparecen y se van a las ventanillas, junto con los pasaportes de todos los viajereros, y allí se encargan de que se pongan los sellos en todos. Cuando están listos todos, el conductor tiene que encontrar a todos sus pasajeros para devolverles el pasaporte con el visado sellado y ya cada uno cruza de uno en uno el control. Si suena un poco lioso, en realidad es infinitamente más, porque los camboyanos no hablan nada de inglés, así que no entiendes absolutamente nada de lo que está pasando. Además, por supuesto tú no tienes ni idea de dónde está tu conductor de autobús con tu pasaporte ni de cómo va el resto del proceso.

Luego ya entramos en Vietnam. De los primeros coches que vi fue el de abajo, que se les debió olvidar a los americanos cuando se fueron.


Vietnam es mucho más avanzado que Camboya, pero también conserva profesiones curiosas. El de abajo es uno de los que se dedican a arreglar las ruedas de las motos que pasan. Tiene su compresor de aire y su palangana para detectar pinchazos.


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Al final cuando llegamos a Ho Chi Minh y a nuestro albergue ya era tarde, así que no vimos demasiado. Primero fuimos a comprar una tarjeta SIM para el teléfono, y lo que debió ser un trámite de 5 minutos se convirtió en más de media hora, con 5 vietnamitas envueltos en la operación y teniendo que firmar documentos y contratos que parecía que íbamos a donar un riñón (por supuesto, los documentos estaban en vietnamita, vamos, que lo mismo hemos comprado una casa en Ho Chi Min y no lo sabemos)

Después nos fuimos un rato a un parque cercano. Por lo visto en Saigón son la mar de deportistas, y había gente jugando o haciendo ejercicio por todas partes. Muchos jugaban al bádminton en las aceras. Yo creo que en parte por el régimen comunista, en los parques había también aparatos de gimnasia y un montón de gente mayor usándolos.


También grupos hacían aerobic, artes marciales...


Aunque tiene que haber bastantes comunistas de Gucci, porque se ven en el centro zonas de tiendas caras y centros comerciales muy lujosos aunque prácticamente vacíos de clientes.

En el parque un grupo de chicos se acercó a nosotros y nos dijeron que eran estudiantes de la universidad, que querían practicar inglés y que si no nos importaba pasar un rato con ellos hablando. Antes de que nos dijeran qué estudiaban, yo ya había adivinado por su lenguaje que no eran precisamente de Filología Inglesa. Había uno, que era su tutor, que hablaba razonablemente para poder comunicarse, los otros creo que no habían pasado del "I am Muzzy, I am big" o "My tailor is rich". Hablamos unos 40 minutos con ellos y al final nos pidieron hacerse una foto con nosotros. Nosotros también les dimos nuestra cámara. 


Y después ya nos fuimos a cenar y a la cama. Rollitos vietnamitas con su lechuguita y su menta, ñam, ñam! 




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