Friday, May 9, 2014

Ko Phi Phi

El 4 de abril vimos Ko Phi Phi. Ko Phi Phi es un archipiélago y al mismo tiempo la isla más grande. Las cosas más bonitas están en otras islas protegidas y deshabitadas, así que para verlas hay que coger un viaje en barco. La isla grande es muy bonita, sobre todo desde lejos. Tiene forma de mariposa con dos bahías enfrentadas, separadas por un istmo minúsculo. Parece diseñada por ordenador. Una pena que la estén destrozando. 

Por la mañana desayunamos en el mismo complejo de bungalows. Lucía vió el menú y se le antojó un "pancake" (tortita) de frutas. Tenía grandes expectativas, pero cuando vió el tamaño (cabía en un platito de taza de café), le gustó regular. Seriously??? Estos asiáticos todavía no le han cogido la medida a un occidental con hambre. 


Hombre, muy grande no era.


Después del (mini) desayuno, cogimos una lancha compartida para ir de excursión. La conducía un tipo que decía que se llamaba "Capitán Jack Sparrow".


Después de dar un par de vueltas con la barca, nos llevó a una isla para ir a comer, nadar y bucear. Después de ver los arrecifes de coral de Ko Lipe, íbamos con mucha ilusión, pero la verdad es que allí o no había coral, o estaba muerto. Además había bastante gente. Así que Lucía y una americana de Hawai, que tenían altas expectativas, se pasaron la siguiente media hora refunfuñando y retroalimentándose la una a la otra. En esa isla sólo vivían un par de locales en unas cuantas cabañas.



Abajo la hawaiana comentando a Lucía: "Esto, comparado con Hawai, caca de vaca".


La tía esa era curiosa. Se dedicaba a grabar los sonidos de las ballenas. Y no es que fuese bióloga, científica o algo parecido. Ella decía que era estar en el momento adecuado en el sitio adecuado. Resulta que para un proyecto de estudio de comunicación de las ballenas, los científicos necesitaban grabar los sonidos primeros, para luego analizarlos. A los científicos lo que les molaba era mirar las pantallas de los ordenadores y escribir en la pizarra, pero no querían meterse en el agua para grabar porque decían que mojaba. Así que buscaron a alguien sin ninguna cualificación, pero que estuviese dispuesto a meterse en el agua cerca de las ballenas con un micrófono. Y la encontraron a ella.

Bueno, lo que se va a ver a Ko Phi Phi, si no lo he dicho, son islas con rocas.





De vez en cuando parábamos en algún sitio, como en la playa de los monos (realmente había muchos). Lo único malo es que los monos vienen precisamente a que les den de comer los turistas. Y por supuesto está prohibido darles de comer, pero por supuesto los turistas les dan de comer. Muy bonita, pero mucha gente, a lo mejor estábamos 8 barcos allí.


Hay que reconocer que las islas eran bonitas.




A estas alturas del viaje, el capitán Jack se había montado un invento con una cuerda para manejar el timón con el pié. Eso le permitía poder pelar pipas con las 2 manos y tirar las cáscaras por la borda con mayor comodidad.


Ejemplo de acantilado con una barquita de pescadores debajo.


Después tocaba ir a la isla famosa, que también se llama Ko Phi Phi pero tiene apellido - Don. Lo que tiene es una bahía / playa muy bonita con paredes de roca. Nos encaminamos a la boca de la bahía.


Y el vídeo de abajo es malíiiiisimo. Tengo la manía de mover la cámara, así que no se ve mucho, pero os podéis hacer una idea de cómo es la entrada. Lo que sí que se ve es que hay un montón de lanchas rápidas amarradas y muchos turistas.



La playa abarrotada.


Así que es precioso, pero tiene que ser mucho mejor quedarse a dormir en la arena o llegar directamente al amanecer.


¿A que mucho mejor si no se ve a nadie?


No todo eran lanchas rápidas, había también barcos rastafaris cutres como el nuestro.


Nos pudimos quedar muy poco tiempo, porque el capitán Jack decía que venía la marea baja y había que salir a toda velocidad. La verdad es que no sé si era verdad, porque éramos los únicos que nos íbamos tan pronto.


Y realmente sí que había playas en las que podías estar casi solo. En la de abajo también había monos.


Y luego un poco más de playas escondidas.


Acantilados.


También vimos una casita de pescadores en un acantilado.


Abajo se ve un poco mejor. Tenían unos calamares puestos a secar a la derecha. Y con paneles solares y todo.


La hawaiana y Lucía habían continuado el viaje hermanándose a base de quejarse y refunfuñar, pero de repente, el capitán Jack paró el barco donde se juntaban 2 acantilados y dijo: "Ya podéis bajar. Nos quedamos aquí media hora". Los 7 pasajeros del barco nos miramos incrédulos, poque no había playa ni nada. Sólo paredes de roca altísimas y por supuesto en esa zona no había ningún barco turístico, sólo vimos a un par de pescadores. Pero como el tío parecía decidió a quedarse, y no teníamos nada mejor que hacer, cogimos las gafas y el tubo de bucear y fuimos al agua. ¡Y era precioso! Montones de corales en perfecto estado y muchísimos bancos de peces por todas partes. Lo único malo era que había muchas medusas diminutas y luego picaba todo el cuerpo. Volvimos al barco con un nuevo respeto por el capitán Jack.

Y luego ya de vuelta al muelle de la isla grande.

Abajo la hawaiana y Lucía comentando el tío más cojonudo que era el capitán Jack y lo bien que habían hecho en confiar en él desde el principio. La hawaiana (Lindsay) tenía un amigo que estaba deprimido porque decía que todo Ko Phi Phi era un desastre y que le daba mucha pena verlo, tanta que mejor se quedaba en el hotel durante el día para ahorrarse el sufrimiento de ver arrecifes de coral muerto. Al final intercambiamos correos para informarnos mutuamente en caso de que alguna de las dos llegásemos a encontrar el paraíso isleño de nuestros sueños. 


Ahora que había sol, la isla grande parecía más bonita que el día anterior.



Hay muchos tailandeses que no saben nadar, así que en la playa tenían algunas advertencias: "Aviso, nuestro cuerpo no es una boya salvavidas". 


Estuvimos dando una vuelta por el pueblo antes de cenar. Además de ofrecer muchos masajes, eran muy populares los puestos de "peces mordedores". Consiste en meter los pies hasta las rodillas en unos acuarios. Allí tienen a unos peces pequeñitos que empiezan a comer la capa muerta de la piel. Dicen que si logras aguantar las cosquillas, te dejan una piel magnífica.

Por la noche en los chiringuitos de playa hacían en la mitad de los puestos juegos malabares con fuego. Toda la playa estaba llena de bares - discoteca, con la música a todo volumen, vendiendo alcohol barato y con espectáculos de juego. Aquí vienen excursiones cuyo único propósito es emborrachar a todos los integrantes de la misma. Un poco raro. 


Algunos más currados que otros pero en general muy bonitos. Había niños de 5 - 7 años haciéndolo también, muy habilidosos. Supongo que pasándolo bien también, pero a fin de cuentas trabajando. 



Ko Phi Phi es destino de muchos veinteañeros con ganas de fiesta, así que algunos tailendeses emprendedores habían dado con un filón de negocio: El kit de botellón. Te compras el cubo que quieras y te vas a la playa. El cubo está incluido en el paquete y te sirve para hacer castillos el día siguiente mientras te recuperas de la resaca en la playa. 


Por la noche se puso a diluviar, y entre que nos perdimos y demás, llegamos totalmente empapados. Es lo malo de tener el bungalow en medio de la selva. 



















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