Lo de abajo es un taller textil, totalmente abierto a la calle, con 10 o 12 camboyanos con las máquinas de coser. Es la mar de divertido eso de que tengan muchos negocios al aire libre y poder cotillear.
A Lucía le hacían mucha gracia los anuncios como el de abajo que había en los numerosos bares de copas. No tenemos ni idea de lo que pone, pero por la pinta del local: 1 chica --> 70 dólares, 2 chicas --> 120. ¡Oferta! Por cierto, que se nota que este sitio era de turistas bien, porque pone los precios en dólares y además las tarifas están burbujeadas. Normalmente era mucho más barato.
Luego nos montamos en el autobús y nos pasamos todo el día dentro de camino a la capital de Camboya. Lo malo con respecto a los autobuses diurnos es que pierdes un día de ver cosas. Lo bueno es que como las carreteres son malísimas y vas muy despacio, ves la vida al lado de la carretera, y es curiosísima. Y en las zonas rurales, todavía más curiosa. Con mi cámara sólo hice un par de fotos, porque como es peor no se pueden hacer fotos en movimiento. Pero este día, como Lucía dormía le cogí la cámara grande y pude hacer unas cuantas.
Pongo unas cuantas fotos de las casas. La mayoría están elevadas para tener la parte de abajo para guardar cosas a para dormitar a la sombra cuando hace demasiado calor.
Mucha gente dejar secar cereales al sol. A veces hasta invaden la carretera y el autobús tenía que esquivarlas.
En las rurales preferían remolques abiertos, porque se podían acumular mas cosas.
Y lo de abajo es un medio de transporte que sólo he visto en Camboya. Es una especie de cortacésped de gasolina al que le han puesto un mango largo y le han pegado un remolque. El de la foto de abajo es más emprendedor y además le ha puesto un techo con palos y una sábana para que dé la sombra. En las zonas rurales estaban por todas partes.
El tío de abajo había puesto una especie de escalera con mini-peldaños alternos a una palmera y acababa de bajar. Iba con su machete en el cinto y unos contenedores con un líquido blanco que acababa de recolectar.
Gasolineras nos cruzamos un montón.
Abajo uno repostando. Con una botella de fanta naranja y un embudo.
Ya lo he comentado, que las gasolineras suelen tener servicio completo y también hinchan las ruedas, como al vehículo de abajo. Lo que no creo es que el de abajo le haya comprado gasolina.
Tenía que ser abril la época de las bodas, porque conté 3 por el camino.
Como invitaban a todos los aldeanos de alrededor, los vecinos les dejaban sus campos para que los invitados aparcasen sus vehículos.
De la carretera principal salen desviaciones a carreteras secundarias, y suelen tener unos pórticos.
El campo durante gran parte del viaje tenía esta pinta.
Vendiendo cocos.
El autobús hizo una parada para darnos tiempo a comer algo, así que nos bajamos.
Lucía tenía ganas de algo vegetariano, vio las flores de loto y se compró un par.
Yo tenía ganas de carne, ví los grillos fritos y me compré una bolsita.
Y ya de noche llegamos a Phom Penh. Lo de abajo es el palacio real, (detrás de la sombra de Lucía con la mochila) pero no se ve mucho. Nosotros nos quedamos justo al lado.
Un camboyano de los que te llevan en moto a los sitios durmiendo por la noche. Lo bueno es que ya estás en un lugar estratégico para recoger a los turistas que madrugan el día siguiente.
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