Lucía se subió al barco con un rebote que no veas, y cuando vio que en el piso de abajo había 17 personas apretujadas en 2 bancos largos, ya ni te cuento. Yo y mi culo nos quedamos de pie del disgusto. Menos mal que luego empezamos a hablar unos con los otros, y como a cada uno nos habían contado los vietnamitas una historia diferente, ya hasta nos reíamos.
El puerto estaba bastante tranquilo, pero se veía circular a las mujeres-"taxistas" locales.
Los barcos de los pescadores tenían unas pintas muy patrióticas, pero si te acercabas, no tenían pinta de ser demasiado estables. A la mayoría les molaba eso de vivir en las barcas arrejuntás, para poder charlotear con los vecinos y comentar el fútbol y tal. Aquí la sección patriota.
Aunque siempre había alguno al que no le debía gustar el fútbol y prefería estar más tranquilo a lo eremita. Aquí el subversivo que pone la banderita pá cubrir las apariencias.
Los barcos que se dedicaban a pescar por la noche, se reconocen porque parecen un árbol de navidad con las bombillas, y estaban ya volviendo al puerto.
Hay un montón de islas, y usan una especie de barcazas para transportar cosas de unas a otras. A mí los agujeros de las paredes me daban sólo regular de confianza. Yo con eso no me metía ni en el estanque del Retiro.
Por la zona era tradicional el marisco, así que había muchos pescadores con nasas. Me queda la duda de cómo evitaban pescar las bolsas de plástico, botellas y demás que flotaban, además de las mega medusas de hasta 60 cm de diámetro que había por todas partes, y que probablemente se habían alimentado de las bolsas de gusanitos flotantes.
Y luego, hala, a ver islitas. La costa está llena de montañas redondas de esas de las pelis. En las pelis hace buen tiempo y está precioso. Lo cierto es que al natural era como casi siempre más bonito. En la época en la que fuimos todavía no era prime time, lo que también tenía el consuelo de que en teoría hay menos gente. En cualquier caso, la zona a la que fuimos nosotros (la isla de Cat Ba) es menos turística (pero muy turística) que Ha Long en sí, que es donde van los paquetes turísticos desde Hanoi. Se ve lo mismo, pero yendo desde otro lado.
La mayor parte de las veces, se juntan varios y hacen mini-pueblos flotantes.
Algunos tenían que ser más vagos, así que en vez de salir a pescar, se habían hecho su propia "granja" de peces. En Andalucía les llamamos piscifactorías, se ve que el concepto no ha llegado a Castilla. Allí ovejas.
Hay que reconocer que el paisaje era curioso.
A mí me hizo gracia la playa de abajo donde unos chicos locales estaban jugando al fútbol. Estaba rodeada de acantilados, así que la única manera de acceder era nadando o en barco. Probablemente era la única playa en la que podías jugar a algo más que al frontón.
Al cabo de un rato llegamos a una bahía donde había un señor con un montón de kayaks. Así que nada, a kayakear. O a sortear medusas, ésto es.
En esto ya somos expertos. En posar con el remo, digo.
Bueno, ya vale!
En algunas islas había cuevas. Nosotros fuimos a una, pero por lo visto, hay un montón.
Éste es Miguel haciendo como que pasea contemplativo admirando la belleza de esas estalactitas centenarias.
Algunos pescadores tienen barca-casas pequeñas. Como en gran parte del país, a las mujeres no les gusta ponerse morenas, así que van en plan "ninja". Yo tengo 60 metros cuadrados y me quejo de que no tenemos donde tender. Chúpate esa.
Un par de veces se nos acercó una barca-carrito_de_chuches. Por lo visto pescar turistas es más rentable que pescar congrios. Esta recogía botellas!!!!! Sííííííííí!!!!!
Realmente nos lo pasamos muy bien, aunque en vez de ser experiencia romántica, fuese con más gente. Había muchos la mar de curiosos. Hablamos mucho con una pareja argentino (él) -rusa (ella), que vivían en EEUU. Allí tenían una vida muy acomodada, él era profesor de arquitectura en una universidad, y la mujer era una ejecutiva de ofertas en una empresa multinacional, pero decidieron que querían hacer algo distinto, así que qué mejor que cogerse un tiempo libre para dar la vuelta al mundo. La mujer simplemente dejó el puesto, y el hombre pidió permiso para continuar sus clases de arquitectura a distancia, así que cada cierto tiempo tenían que dormir en algún hotel con internet para que él pudiese grabar las clases con una cámara de vídeo y atender a las consultas de los alumnos por Skype. Llevaban ya más de 4 meses viajando, e iban improvisando sobre la marcha. Quedamos con ellos en vernos en Filipinas 2 semanas más tarde, y al final no los volvimos a ver por muy poco. Estos han sido nuestra inspiración, nos sacaban quizá dos o tres años, así que ya sabemos cuál es nuestro siguiente objetivo. Sólo me falta convencer a mi jefe para que me deje hacer la home office desde el kayak.
Y cuando ya empezaba a atardecer, ¡la gran sorpresa! Un velero se acercó a nuestra barca y nos dijeron a 4 por señas que nos fuésemos a él. ¡Los demás se quedaban en el barco feo, que volvía al puerto, y nosotros 4 íbamos a tener el velero! A ver, tampoco tenía vela, éste, pero era ligeramente más nuevo, o más bien estaba pintado hace menos, y no teníamos que turnarnos para sentarnos en la mesa.
Las otras dos resultaron ser dos hermanas alemanas rubias que vivían en Australia, así que el resto del viaje estuvimos hablando con ellas en alemán. Y fueron los únicos con los que hablamos, porque ni el capitán del barco ni el resto de la tripulación sabían inglés, así que nos tuvimos que apañar con señas.
Dejé a las mujeres con un mapa planeando qué hacer el día siguiente mientras yo me fui a explorar nuestro barco.
Al anochecer, abordamos en una estación de acuacultura flotante. Es-ta-ción de a-cua-cul-tu-ra. Toma ya. ¡En las redes tenían sepias! Era la primera vez que veía a las sepias moverse aparte de en los documentales de la 2.
La cena fue buenísima, y rodeado de 3 bellas mujeres, mejor todavía. Mhm...
De noche cerrada, los vietnamitas se reunieron en la casetilla y empezaron con el karaoke. El deporte nacional. Y nos hacían señas para fuésemos nosotros también a participar. Nosotros por supuesto, nos negamos en redondo a hacer el payaso por ahí. Están locos estos vietnamitas.
Con nosotros atracó otro velero (éste sí tenía vela) con 3 franceses maduritos. Éstos sí que se dejaron convencer más rápido.
Mientras acabábamos las botellas de vino, el timonel nos trajo una especie de puro gordo para fumar que tenía que haber hecho él, porque allí desde luego no había ni filtro ni nada. De hecho era como un trozo de tubería apañado con un poco de cinta y más cosas, en el que se aspiraba por un lado y salía humo por el otro.
Así que fume por segunda vez en mi vida (la primera vez había sido en Myanmar). La noche era la mar de bonita en nuestra bahía.
La cosa es, que al cabo de un rato no nos parecía tanta tontería lo del Karaoke. No sé si habrá foto, pero yo me marqué un par con el francés de las barbas en plan Pimpinela.
En vietnamita. Que no!!! Esta era en español, la única que encontramos además de la Bamba y Macarena.
Si tú me dices veeeeen lo dejo todoooooo. Si tú me dices veeeen será todo para tíííiíí... Mis momentos más profundos....
Lucía, que de estas cosas sabe bastante más que yo, me contó que al parecer lo que tomamos es de venta prohibida en España.
Y ya de madrugada, nos fuimos a dormir al tejado de nuestro velero. Esto fue sin duda lo mejor. El momento en el que todo se calla - hasta los del karaoke, y estás en medio del mar rodeado de montañas de piedra con la luz de las estrellas (bueno, y de los barquitos que pescaban). A todo el que vaya recomiendo pasar la noche en el barco. Merece mucho la pena.